viernes, 13 de junio de 2008

JÓVENES AFRODESCENDIENTES

Introducción.

En América Latina el 10% de las personas más ricas recibe entre el 40% y el 47% de los ingresos totales generados por la región, mientras que al 20% más pobre sólo le toca entre el 2% y el 4%. Es decir, la riqueza está concentrada en muy pocas manos. Estos indicadores la transforman en la región más desigual del Mundo.

Para los jóvenes afrodescendientes esta no es una novedad, con simplemente mirar un poco a su alrededor y sin hacer mucho esfuerzo hace tiempo que saben que la diferencia entre los que tienen mucho y los que no tienen nada es grande. En algunos países con más fuerza, en otros países con menos, pero en todos son víctimas de una desigualdad pronunciada.

Aunque esta desigualdad pueda resultar evidente, es necesario analizar las razones históricas, que tan profunda es la brecha, y buscar soluciones para reducirla.

Como se expresara anteriormente la desigualdad en América Latina tiene orígenes históricos y se remonta al pasado colonial de la región, donde la esclavitud dejó sus huellas en lo que fuera a priori la relación entre colonos europeos y los africanos esclavizados (hoy blancos y afrodescendientes).

El mayor peso de la trata recayó en los jóvenes por su capacidad de producción, pero una vez decretada la ley de vientres en varios paises, aquellos nacidos libres se veían privados de sus derechos hasta cumplir la mayoría de edad (en algunos países como Paraguay 25 años). Esta practica luego se transformó en padrinazgos, patronatos o cualquier figura jurídica o acción que encubría un sometimiento obligado hacia otros.

Así, los nuevos estados se forman con un sector de la población que forma parte de la mano de obra “negra y joven”, con el ingreso temprano de las mujeres en el servicio doméstico y trabajos menores, y los jóvenes en tareas no calificadas, ambos con escasas posibilidades de formación dado el contexto crítico en el que se desarrollaban.

La ausencia de los estados en tomar medidas para revertir esta situación se traduce en un solo hecho “la ausencia de políticas es una política”. No existieron acciones dirigidas hacia este sector de la sociedad porque tenían un rol asignado. Por lo tanto debemos de reconocer, que estamos ante unas poblaciones y estados que se han desarrollado bajo estos principios y que han considerado "natural" la situación de estos jóvenes. Esta privación de derechos culturales, sociales y económicos se transformó en una exclusión estructural que perdura hasta nuestros días. Por lo tanto el análisis de la exclusión de los jóvenes afrodescendientes requiere contemplar múltiples factores.

En los últimos años se han registrado muchos avances en la región, tanto políticos como económicos, sin embargo, las bases de aquellas instituciones han perdurado. Los países con mayor población indígena y/o descendientes de africanos, son hoy en día los más desiguales.

La situación en algunos casos es crítica, como en Colombia a causa del conflicto interno, en Brasil por la criminalización de los jóvenes negros, o en Centroamérica y El Caribe donde además se suma la problemática del HIV/SIDA .

La atención de la problemática de los jóvenes afrodescendientes requiere de medidas específicas ya que son víctimas de una discriminación múltiple (agravada en el caso de las mujeres jóvenes).

Estas medidas deben abarcar desde facilitar el acceso a la educación, los TIC’s, programas de empleo, prevención del delito, prevención del consumos de drogas, SIDA, entre otras.

La Declaración y Plan de Acción de Durban, Santiago de Chile, Cumbre de Jóvenes, Taller de Acciones Afirmativas entre otros, establecen un marco para accionar en ese sentido.

Generalidades

Tal como se expresa en la introducción, múltiples factores tienen su rol en la exclusión de los jóvenes afrodescendientes.

En América Latina se han producido cambios de orientación, donde las políticas sociales juegan un rol destacado, sin embargo a la hora de analizar sus efectos vemos que poco inciden en las comunidades afrodescendientes. Esta realidad reafirma la necesidad de generar políticas focalizadas o acciones afirmativas que atiendan específicamente la situación de los afrodescendientes y especialmente a los jóvenes.

En el caso de las comunidades rurales, los jóvenes se ven forzados a migrar hacia las ciudades e incluso fuera del país. El hacinamiento en sectores marginados de las ciudades es una constante, los morros, favelas, villas miseria, o asentamientos tienen como denominador común la significativa presencia de los afrodescendientes.

Las dificultades de acceso a la educación generan pocas perspectivas de desarrollo, lo que se traduce en falta de incentivos para la inserción en otros niveles educativos por encima de los obligatorios (cuando es posible llegar a estos).

La globalización y los medios de comunicación contribuyen a la construcción de una imagen negativa de los jóvenes afrodescendientes, ya que difunden permanentemente imágenes de jóvenes negros en situaciones marginales. Dentro de un contexto hostil que los margina sistemáticamente, los jóvenes ven socavada su autoestima, esto genera una reacción en detrimento de la inserción social..

Datos reveladores.

La ausencia de referencias que resultan excluyentes a la hora del diseño de estrategias focalizadas hacia juventud afrodescendiente de América Latina y el Caribe constituye una limitante, esto no es una casualidad. Debe entenderse como consecuencia directa de la invisibilidad que, en muchos aspectos, padecen las comunidades afrodescendientes en general, y los jóvenes de las mismas en particular.

En esta situación los jóvenes conforman sectores particularmente vulnerables, por la trasversalización múltiple de problemáticas. (Discriminación racial, pobreza, género, aculturación, VIH-Sida, violencia, migraciones forzadas, etc.)

El Documento “Objetivos de Desarrollo del Milenio: una mirada desde América Latina y El Caribe” refleja claramente las desigualdades de la región:

“En América Latina, los pueblos indígenas —que en Bolivia, Ecuador, Guatemala y Perú representan más del 25% de la población— y afrodescendientes —que constituyen más de un cuarto de la población en Brasil, Nicaragua y Panamá— son, en gran medida, los más pobres de la región, presentan los peores indicadores socioeconómicos y tienen escaso reconocimiento cultural y acceso a instancias decisorias”.

Este documento continúa con el análisis y detalla que “Entre los factores de su situación de pobreza destacan la pérdida progresiva de tierras, el quiebre de las economías comunitarias, el menor acceso a los servicios educativos y de salud, y la estructura y dinámica de la inserción laboral. Los indígenas y afrodescendientes —que suelen ser víctimas de prejuicios étnico-raciales— reciben menores remuneraciones por trabajos comparables a los del resto de la población y tienen más probabilidades de trabajar en el sector primario de la economía, insertándose en pequeñas empresas o en el sector informal. Influyen, asimismo, las dificultades de acceso al crédito y a nuevas tecnologías que podrían permitirles aumentar y mejorar su producción”.

Mientras los indicadores macroeconómicos dan resultados positivos, los afrodescendientes siguen marginados de los programas de desarrollo que contemplen efectivamente sus derechos económicos, sociales y culturales.


Particularidades del MERCOSUR


Brasil

Datos de la Infancia y la Juventud


Los/las niños/as y jovenes negros/as representan el 23,6% de la población del país, o sea, 40,1 millones de personas. La mayor parte viven en áreas urbanas, 77%.

A continuación se expondrán datos sobre la infancia y la juventud brasileña, de acuerdo con el censo demográfico del 200 – IBGE y el Ministerio de Salud.

Exclusion en la enseñanza

Durante las últimas décadas en Brasil hubo un crecimiento acentudo de alfabetizados, sin embargo, aún hoy 24 millones de brasileños, cerca del 16%, no poseen una de las condiciones básicas para el ejercicio de la ciudadanía plena, la alfabetización.

Dentro de los no alfabetizados los negros conforman un porcentaje de 22%, en tanto los blancos son apenas un 11%.

Del total de blancos de 7 a 14 años, 7,36% no concurren a la escuela, o sea, 507.603 mil..

Del total de negros de 7 a 14 años, 17,22% no concurren a la escuela, o sea, 926.353 mil.

Educación Básica

La educación básica exige um tiempo de permanencia en la escuela de por lo menos 11 años. En Brasil apenas 18% de la población total tiene o tuvo los años de estudio necesarios para una formación básica.

Si el corte para analizar fuese el racial, encontramos una gran desigualdad entre blancos y negros.

Enseñanza Superior: acceso de jovenes a las Universidades

Observando el gráfico podemos percibirr que entre los negros apenas 5,7% estan en las universidades.

En la población blanca este índice sube al 21,9%.

De los jóvenes de 15 a 24 anos que ingresan en las universidades del país 81% son blancos.

Enseñanza Superior

- En cursos como medicina e odontologia, el índice de 19% de negros en las universidades, cae, respectivamente, para 0,7 y 1%.

- En una iniciativa de la sociedad civil organizada se creó el PVNC, Pré-Vestibular para Negros e Carentes, curso preparatoório administrado por voluntários e profesores de la red pública que forma alumnos provenientes de comunidades pobres para el examen de ingreso en las universidades. En 5 años esta iniciativa inovadora e se propagó a todo Brasil.


- En 2000, en Rio de Janeiro, se aprobo la Ley 3524 que establece a creación de cuotas de 20% para el ingreso de estudiantes negros en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ). La polémica no consiguió suplantar las reivindicaciones del movimiento negro y sectores progresistas, estableciendose cuotas para negros en otras 16 universidades del país.

Uruguay

De acuerdo al Dianóstico de la Mujer Negra (1998), la alta participación en la PEA, de las mujeres más jóvenes (15 a 20 años) hace suponer que las mujeres negras ingresan al mercado de trabajo en edades muy tempranas, es decir aún antes de cumplir los 15 años.


El mismo diagnóstico demuestra que mientras el 8% de las mujeres con edades entre 15 y 19 años declaraba haber obtenido su primer empleo antes de cumplir 15 años, en el caso de las mujeres afrodescendientes el 16% es decir el doble.


El 41.5% de las mujeres negras cursó exclusivamente primaria (completa o incompleta). A ésto se suma un 6.9% que no realizó ningún tipo de estudios. De modo que casi la mitad de la población no accedió a la enseñanza secundaria o superior.

Mientras que en la población total el 12.1% realizó estudios superiores (docencia o universidad), entre las mujeres incluidas en este estudio solo el 4.1% accedió a esos niveles de enseñanza.


DATOS COMPARATIVOS


COMPARATIVO URUGUAY – BRASIL

PROMEDIO DE INGRESOS DE AFROS RESPECTO A RAZA BLANCA

BRASIL URUGUAY

HOMBRES: 63% 68%

MUJERES: 68% 66%


MUJERES AFRO CON EMPLEO DE SERVICIO DOMESTICO

BRASIL URUGUAY

40 % 42.4 %

PROBABILIDAD NIÑOS AFRO DE ALCANZAR SEGUNDO CICLO DE ENSEÑANZA

BRASIL URUGUAY

15 % 15 %

Estos indicadores reflejan una realidad de contexto regional.

La invisibilización de los afrodescendientes en América Latina, fue una constante en varios países. Conceptos de “igualdad”, en lo extenso de la región escondieron el problema de la discriminación que recién en el año 2000 (Santiago de Chile), se comienza a reconocer en su verdadera dimensión regional. La ausencia de políticas fue en sí mismo una política de exclusión en el desarrollo social.

Hasta el proceso hacia la III CMCR (Durban 2001), no existían estrategias regionales por parte de los Estados ni de los organismos internacionales, salvo algunos ejemplos muy puntuales. Organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo tenían hasta el año 1999, 29 proyectos en carpeta para los afrodescendientes contra más de 300 de indígenas (aprobados y en trámite).

En el caso de los jóvenes afrodescendientes, aún hoy existen escasas medidas que fomenten su desarrollo, promuevan su participación en ámbitos de decisión, etc. En el Cono Sur, la situación se agrava. Si tomamos en cuenta a todos los países involucrados en el MERCOSUR, con la excepción de Brasil no existen datos desagregados que contemplen la particularidad de los afrodescendientes. Esto conlleva a no contar con marcos referenciales apropiados para la implementación de políticas focalizadas. Tal vez se pretenda argumentar que la existencia de políticas dirigidas hacia los jóvenes involucra por su carácter a los afrodescendientes. Los hechos demuestran que las políticas masivas, perpetúan situaciones diferenciadas que trascienden la pertenencia a un grupo etario.

Salvo en el proceso que hoy se está dando en Brasil con la cuotificación en universidades, los jóvenes afrodescendientes no cuentan con programas educacionales, de inserción laboral, y participación activa que los involucre.

Como corolario de lo expuesto citamos a la Diputada Epsy Cambell de Costa Rica “Los programas de ajuste estructural o de reforma del Estado que se vienen ejecutando en América Latina desde hace casi dos décadas tienen un impacto mayor sobre las poblaciones y las mujeres afrodescendientes; porque limita o elimina la escasa inserción del Estado en las políticas públicas que tienen o tenían acceso los y las afrodescendientes”.

Raza juventud

Hasta ahora hemos demostrado que la situación económica de los jóvenes afro descendientes está caracterizada por la exclusión y la marginación.

La pobreza es la norma y la característica más común en que viven y tiene causas históricas y explicaciones contemporáneas debido a la pésima distribución de la riqueza en América Latina y el Caribe y a que los Estados no han cumplido su responsabilidad de garantizar su bienestar.

La construcción de sociedades fragmentadas por la pertenencia a determinado grupo étinco (indígena o afrodescendiente), ha llevado a la creación de desventajas sociales, agudizadas por la ausencia de políticas de estado que intervengan en apoyo de los sectores más desfavorecidos y, en particular, de los hombres y mujeres afrodescendientes jóvenes. Sus principales consecuencias son la existencia de un amplio sector de estas poblaciones desempleadas y expulsadas del mercado de trabajo, la deserción del ciclo educativo, y la reproducción del ciclo de pobreza.

Esta realidad está dada por prácticas racistas muchas veces solapadas que afectan en circunstancias como la inserción en el mercado laboral. La práctica más conocida es la famosa leyenda “Buena presencia”, que tiene evidentes connotaciones discriminatorias y su práctica constante ha llevado a muchos jóvenes a auto excluirse en postulaciones para un puesto laboral. A esto debemos agregar los estereotipos conformados por la sexualidad de las mujeres jóvenes afrodescendientes, la criminalidad de los varones (Brasil: Si ves a un negro conduciendo un auto importado, o es futbolista o es narcotraficante), y un sin fin de practicas sociales que condicionan la inserción de estos jóvenes en un plano de igualdad frente a sus co etarios y el resto de la sociedad.

Esta exclusión en la participación plena en la inversión en capital humano y empleo productivo de sus respectivos países, así como sus limitaciones estructurales de acceder a los recursos productivos los convierte en agentes reproductores de pobreza,

El racismo hacia los jóvenes afrodescendientes también se transforma en violencia, y existen muchos testimonios de ello, transcribimos el relato de Denis Oñate Torres, de 19 años de edad, ciudadano afro-ecuatoriano “escuche una voz que me estaba amenazando con una arma de fuego y que al parecer me confundía con un ladrón, (por mi color de piel ya que soy de raza negra). Esa voz me dijo: “ALTO AHÍ O SI NO TE DISPARO”, como yo no había cometido ningún delito en contra de personas o de propiedad privada, le respondí a esa persona: YO NO HE HECHO NADA MALO Y SI USTED QUIERE, DISPÁREME !!!!!!!!, en contados segundos escuche una detonación y me desplome con mucho dolor”

Pero si nos fijamos en la región, de acuerdo al mapeo de violencia realizado por UNESCO, 7 de cada 10 jóvenes asesinados en Brasil son afrodescendientes.


Problema exterior

Los modelos económicos preponderantes que caracterizan al mundo actual, salpicados de fuertes ideologías basadas en la competencia de los individuos, la flexibilización laboral (en el caso de los jóvenes podemos citar los acontecimientos de Francia), el consumo galopante y una constante inserción tecnológica relativamente homogénea, no constituyen procesos que conducen a que el maravilloso desarrollo instrumental redunde en mejorías manifiestas para la población. Al contrario, entre los procesos sociales y culturales que caracterizan a esta época es importante señalar a las conflictividades nacionales y étnicas, el recrudecimiento de las violencias y la exclusión y la difusión de posturas “escencialistas” basadas en supuestos idearios identitarios unívocos que valoran negativamente, separan y condicionan la convivencia común a los “otros”, los “indeseables”, los diferentes. Es un tiempo donde han reaparecido viejos modos de estigmatización contra determinadas identidades colectivas a la par de la difusión de nuevas desacreditaciones culturales sustentadas en estereotipos de distinta índole.


Ante este nuevo capítulo histórico, las comunidades negras están analizando la dinámica que generan esta realidad, viendo las consecuencias del nuevo ordenamiento político del mundo, reflexionando en sus principales componentes que han posibilitado estos cambios:

ü Ruptura de la bipolaridad y la formación de regiones económicas hegemónicas (USA, Canadá, México, Europa, Japón, etc.)

ü Las profundas contradicciones que generan las diferencias económicas, sociales y tecnológicas entre el Norte y el Sur.

ü El terrorismo, el narcotráfico y la corrupción.

ü Las tensiones entre los países de la región.

ü Bloques regionales (MERCOSUR, Región Andina, etc).

Analizar estos cambios y sacar experiencia de estos hechos, es el eje esencial donde se cruzan estos debates, ya que estas nuevas formas introducen aspectos del racismo aplicados a este nuevo ordenamiento.

Ante estos nuevos desafíos, que por un lado cuentan con países desarrollados que despliegan la reconversión económica, la revolución tecnológica y la interdependencia económica, nuestros países se debaten en la opción de convertirse en áreas marginales y atrasadas, o en encontrar modalidades de integración regional para insertarse en formas dinámicas en la economía global.

Dentro de estas opciones planteadas para América Latina, las comunidades afrodecendientes están en procura de una respuesta teórica, programática; cuyo objetivo sea el combate al racismo consagrando la equidad y el desarrollo económico. Esta imperiosa necesidad está basada en nuestro acervo histórico, su riqueza cultural y su vivencia, lo que le da autoridad para ofertar, desde nuestra óptica, programas de acción que se ensamblen con el conjunto del movimiento social cultural y económico.

Los modelos hegemónicos están en franca ofensiva política y económica y los pueblos con culturas diferenciadas en nuestra región (indios y negros) son sus principales víctimas. Para detener esto se hace necesario conformar estrategias que puedan superar este modelo y detener esta ofensiva. Esto, claro está, en la medida de identificar bien sus componentes, ya que responde a una lógica histórica.

Hay que determinar correctamente los efectos ambiguos de los sistemas imperantes: por un lado, el crecimiento económico y por otro, la cristalización de bolsas de desempleo, trabajo informal, precario y reproducción de nuevas formas de racismo. Esta ambivalencia entre progreso y retroceso obliga a la comunidad afro a elaborar planes de acción propios determinando claramente que estas políticas nos posicionan en los lugares más degradantes que él desarrolla. Nuestra meta es lograr la implantación de políticas democráticas, donde los elementos sociales y económicos cuenten con una fuerte presencia de mecanismos innovadores del control democrático que nos permita acabar con el racismo y esto pasa por la inclusión de la promoción de la equidad racial. Por lo tanto, este proyecto está sustentado en promover la pluralidad étnica y resaltar el multiculturalismo de nuestras regiones


RECOMENDACIONES

Articular políticas sociales sobre la niñez, adolescencia y juventud afro-descendientes.

Apoyo del sector privado a la acciones y medidas afirmativas para el empleo juvenil afro-descendiente.

Regulación del sistema penal de justicia para adolescentes, particularmente afro-descendientes.

Ampliar el concepto el los Ministerios de la Educación de los países para la dimensión de educación multicultural y etno-educación.

Hacer una base sobre información de juventud, niñez y mujeres desagregada en los censos, incluir la perspectiva étnica afro-descendiente.

Incluir en los censos la dimensión étnica-racial de los afro-descendientes.

Promover instancias de participación política y democrática de los jóvenes afro-descendientes.

Reafirmar la identidad afro en la niñez, la adolescencia y la juventud, de las poblaciones afro-descendientes.

Introducir en los organismos para la juventud regionales y locales unidades específicas que atiendan a los jóvenes afrodescendientes

Instar a los Estados a efectivizar los compromisos asumidos en diferentes ámbitos internacionales como: III CMCR, Taller de Acciones Afirmativas, Cumbre de las Américas, DESC, etc. Haciendo hincapié en los jóvenes afrodescendientes.

Implementar Planes de Acción en el marco de los compromisos asumidos.

Miguel Ángel Pereira

Director General

Organizaciones Mundo Afro

1-Declaración de Jóvenes Afrodescendientes de América del Sur ( Uruguay- Julio 2001)
2-Declaración de jóvenes afroamericanos ( Conferencia Ciudadana, Chile 2000)
2-Declaración de Afrodescendientes ( Conferencia Ciudadana, Chile 2000)

Preámbulo



1- Reconociendo que en la declaración del caucus de jóvenes de las Américas se demanda una selección equitativa de los/las representantes jóvenes particularmente de los pueblos afrodescendientes, indígenas, etnias y grupos discriminados para la participación en el Foro mundial de Jóvenes y la Conferencia Mundial Contra el Racismo

2- Considerando que la juventud es una determinante en el futuro de la sociedad.

Y esta se coloca de manera permanente como víctima de la discriminación.

Sabiendo que es una edad intermedia entre la niñez y la adultez la cual no tiene programas específicos dirigidos.

Y que los jóvenes son constantemente excluidos en las formas de acceso al entramado social.

3-Consideramos que la situación de los jóvenes se agrava más cuando hablamos de pueblos afrodescendientes en América Latina y el Caribe, donde nos encontramos en situaciones de extrema pobreza y de violación constante de nuestros derechos humanos.

Nuestra exclusión se vincula también al acceso de la educación, salud y empleo, y con respecto a la situación con las autoridades que nos identifican como delincuentes potenciales, sujetos a todas formas de violencia dentro del sistema carcelario.

4- Reconociendo que en la declaración del caucus de jóvenes de las Américas se exige a los gobiernos de los países desarrollados miembros de las Naciones Unidas que provean de recursos financieros para la participación en el foro Mundial de Jóvenes y la Conferencia Mundial Contra el Racismo.

5- Considerando que las/los jóvenes afrodescendientes de América del Sur no han sido participantes activos dentro de las demandas y propuestas planteadas por el pueblo afrodescendiente en el proceso de la Tercera Conferencia Mundial.

6-Sabemos que como pueblo afrodescendiente carecemos de una política de salud digna. Observamos que existen enfermedades de propensión étnica como ser la anemia falciforme.

Así como también vemos la ausencia de prevención y asistencia de la sexualidad juvenil al ser víctimas de la rápida propagación de enfermedades venéreas; como ser VIH/SIDA.

7-Afirmamos que los jóvenes afrodescendientes se encuentran en situación desigual en el sistema educacional.

Los programas educativos son ineficaces; excluyen a la población afrodescendiente del acenso social.


Continuación del preámbulo.

Reafirmando las demandas y planes de acción de la Declaración del Pueblo Afrodescendiente de las Américas hacia la III Conferencia mundial contra el racismo.

DECLARACION

Exigimos que Comité Internacional de Juventud y la Alta Comisionada de las Naciones Unidas garanticen la participación equitativa de las/los jóvenes afrodescendientes de América del Sur en el proceso de selección de becas y apoyo financiero para la participación en el Foro de Jóvenes y la III Conferencia Mundial contra el racismo.
Demandamos la introducción del tema jóvenes afrodescendientes y otras víctimas del racismo, como ejes centrales sobre los cuales se plantee el desarrollo del Foro Mundial de Jóvenes.
Exigimos que el Comité Internacional de Jóvenes y la Alta Comisionada garanticen la presencia de jóvenes afrodescendientes de América del Sur en la Red Internacional de jóvenes contra el racismo que se instale luego del Foro Mundial de Jóvenes.


Demandamos el reconocimiento e inclusión del termino Jóvenes Afrodescendientes en las demandas y planes de acción planteados por el Pueblo Afrodescendientes en el proceso de la III Conferencia Mundial contra el racismo, discriminación racial. Xenofobia y formas conexas de intolerancia.

Recomendamos que se realice un Foro Mundial de la Juventud dentro de 5 años como seguimiento al Foro Mundial de Jóvenes y a la III Conferencia y que esta consulta esté apoyada y financiada por la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos y que además sea parte de las instancias y programas oficiales de las Naciones Unidas.
Recomendamos que los Estados miembros de las Naciones Unidas y en especial de los países desarrollados provean de apoyo y financiamiento a los jóvenes afrodescendientes organizados y con escasos recursos económicos de los países del sur para que asistan a las instancias previas y a dicha consulta mundial
Instamos a que los Estados miembros de las Naciones Unidas integren en sus sistemas jurídicos leyes que protejan la integridad física y moral de los jóvenes afrodescendientes y los reconozcan los mecanismos internacionales de protección de derechos humanos.
Instamos que la Organización Mundial de la Salud integre una concepción de salud integral y multinétnica en todos sus niveles de complejización que establezcan políticas de atención especificas en el área de juventud.
Demandamos que los estados revisen y reelaboren los programas educativos incluyendo la historia de los afrodescendientes en las Américas y su aporte en el desarrollo de la sociedad. Además demandamos la formación de profesores que implementen dichos programas.
Demandamos a los Estados que difundan y promuevan la creación de espacios propios de difusión e información político cultural de lo/as afrodescendientes, apoyando con los recursos necesarios para su puesta en marcha.
Exigimos que los Estados reconozcan y valoricen todas las manifestaciones etnoculturales, especialmente artísticas de lo/as jóvenes afrodescendientes .
La sociedad y el estado discriminan a los/las jóvenes afrodescendientes por ser migrantes, inmigrantes, de naciones oprimidas por los estados, personas con capacidades diferentes, lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, y personas con VIH/SIDA. Por lo tanto, demandamos que los estados promuevan el dialogo y acciones de sensibilización en instancias publicas y privadas.
Demandamos que los Estados adopten medidas efectivas para detener el tráfico sexual y las prácticas laborales de explotación de los y las jóvenes sufridos particularmente por niña/os y jóvenes afrodescendientes. Además investigar sobre el papel y el avance de la globalización en el crecimiento de la economía basado en el trafico sexual y las practicas laborales de explotación de los y las jóvenes
Demandamos a los Estados miembros de las Naciones Unidas a ratificar la existencia de jóvenes indigentes afrodescendientes y a crear políticas especificas y efectivas para eliminar las causas y consecuencias de la indigencia juvenil afrodescendientes.
Proponemos la promoción de la constitución de redes de jóvenes afrodescendientes en América del Sur que ejerzan una vigilancia social de las acciones de los Estados y a la sociedad en su conjunto en relación de los acuerdos de la III Conferencia Mundial contra el racismo. Demandamos el apoyo de los Estados, de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas y de las organizaciones de afrodescendientes de América del Sur para el fortalecimiento de dichas redes.

2- DECLARACIÓN DE JÓVENES AFROAMERICANOS


La juventud, mas que una etapa de la vida de las personas, se convierte en un determinante muy importante en el futuro de la sociedad, pero en la práctica esto no sucede de esta manera, por el contrario somos víctimas permanentes de discriminación por la edad.

Para quienes estamos en esta etapa de la vida, no vemos identificadas nuestras necesidades en ninguno de los programas dirigidos hacia otros grupos etaréos, al dejar de ser niños perdernos la protección de la familia y el estado, por otro lado tampoco se nos considera adultos, ya que supuestamente no contamos con experiencia en la vida. Esto hace que seamos excluidos permanentemente; por ejemplo en lo que tiene que ver con el acceso al empleo y a una buena remuneración.

Esta situación es mucho más grave del pueblo Afrodescendiente en Latinoamérica y el Caribe que vivimos en condiciones de extrema pobreza en todas las ciudades del continente, situación por la cual somos más vulnerables que el resto de la población, constantemente somos víctimas de violaciones de nuestros derechos humanos especialmente lo que tiene que ver con el acceso a la educación, a la salud, al empleo, y a la toma de decisiones, al igual que permanentemente somos víctimas de violaciones de nuestros derechos humanos por parte de las autoridades, las cuales nos consideran delincuentes potenciales a los y las jóvenes de ascendencia africana, esto hace que en ocasiones seamos encarcelados y maltratados de manera injusta.

En cuanto a la educación el pueblo Afrodescendiente presenta los peores niveles de escolaridad, lo que está relacionado con la falta de programas de educación pública que sea acorde a las condiciones sociales, económicas y culturales de esta población. De igual manera encontramos que la población joven Afrolatinoamericana esta siendo excluida de las distintas instancias publicas nacionales e internacionales de poder, por lo cual vemos negada la posibilidad de incidir en la toma de decisiones de nuestros países.

En la mayor parte de los países del continente los y las jóvenes somos obligados a ser parte de los conflictos armados internos. Primero, a través de las fuerzas armadas ya que el servicio militar es obligatorio. Segundo, por que los grupos al margen de la ley reclutan principalmente a jóvenes de sectores populares que en su mayor parte somos Afrodescendientes, esto nos convierte en las principales víctimas de este tipo de violencia. De igual manera en los centros urbanos de alta concentración de población Afrolatinoamericana es donde se presenta la mayor cantidad de las muertes violentas.

RECOMENDACIONES


Efectuar acciones conjuntas entre los organismos nacionales e internacionales, para mejorar las condiciones de vida de la población Afroamericana y erradicar la discriminación hacia los y las jóvenes de estas comunidades.

Implementar en todos los estados, políticas de acceso a la educación de los y las jóvenes Afrodescendientes de América Latina y el Caribe
Teniendo en cuenta sus aportes a la construcción social del continente, al igual que sus particularidades culturales, sociales y políticas. Para lo cual es necesario efectuar cambios curriculares que permitan lograr este objetivo.

Es necesario que los estados priorisen y adelanten programas de desarrollo social hacia los y las jóvenes Afrodescendientes, lo cual nos permita generar condiciones de equidad, especialmente en lo que tiene que ver con la generación de ingreso, la salud, el fortalecimiento educativo entre otros.

Obtener una participación permanente de los y las jóvenes Afrodescendientes en los cargos públicos de los respectivos Estados.

Impulsar acciones tendientes a consolidar la propuesta de desarrollo social de los y las jóvenes Afrodescendientes con la participación de los diversos organismos Internacionales.

Formar una comisión juvenil de ayuda humanitaria para los Afrodescendientes que presentan situaciones de extrema pobreza y/o condiciones de riesgo, lo cual debe ser apoyado por las Naciones Unidas.

Constituir una comisión internacional, encargada de diseñar un tratado que promueva la participación de los y las jóvenes Afrodescendientes en la vida social, política y cultural de sus países, al igual que se nos brinde garantías con las cuales la juventud pueda tener mejores posibilidades de desarrollo.

Las Naciones Unidas deben instar a los estados para que se encarguen de garantizar la seguridad de los niños, niñas jóvenes que estén en medio del conflicto interno armado.

Solicitamos que los organismos internacionales como la ONU y la OEA creen un organismo que se encarguen exclusivamente del tema de los derechos y desarrollo de los y las jóvenes Afrodescendientes con la facultad de vigilar sancionar a los países por el no cumplimiento de los acuerdos

Excluir totalmente a la juventud Afrodescendiente del conflicto armado, tomando medidas como la abolición del servicio militar obligatorio.


Nosotros los y las Jóvenes, solicitamos a los Organismos Internacionales, otorguen el apoyo correspondiente para que los Gobiernos de cada país, nos den el derecho que nos corresponde en cuanto a la participación activa en la vida social, política, económica y cultural de nuestros países.

Cuando hayan caído las barreras de la hipocresía y la ignorancia, existirán los derechos de igualdad en todos los seres humanos.

El tema mas duro del momento, es el mas duro de la historia, por todo lo que significa como cuestión injusta y cruel, es sin duda el que tiene relación con el racismo. Y este no es un problema de los Afrodescendientes, acaso somos nada más que una copia del racismo sangriento de otras partes del Latinoamérica, pero tenemos lo nuestro, y cuando hablamos de racismo singular, nos referimos al verdadero peligro de poseer un sentimiento de racismo, aberración y odio contra otros.

El racismo cuándo se esconde y fortifica contra algo natural y conocido, y su terminología no preocupa a los que enseñan y a quienes deben aprender, se convierte en sentimiento, un sentimiento hay que sufrirlo, y no es tan fácil eliminarlo, de la impunidad que lo rodea.




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3- DECLARACIÓN DE LOS AFRODESCENDIENTES ANTE EL FORO DE LAS AMÉRICAS POR LA DIVERSIDAD Y LA PLURALIDAD


Quito, Ecuador 13 al 16 de marzo de 2001

PREÁMBULO

· Teniendo presentes los principios, normas y reglas de los instrumentos internacionales relativos a la promoción de los derechos humanos, y en particular la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, reafirmando el compromiso de los pueblos de las Naciones Unidas en realizar los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derecho de hombres y mujeres; promoviendo el progreso social y elevando el nivel de vida de un concepto más amplio de la libertad;

· Observando también que la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 52/11 de 12 de diciembre de 1997, en la que decidió convocar la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, fijó como uno de los principales objetivos de la Conferencia el análisis de los factores políticos, históricos, económicos, sociales, culturales y de otro tipo que conducen al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia;

· Conscientes de que la Conferencia Mundial debe examinar detenidamente la compleja interacción existente entre la discriminación basada en la raza y la discriminación basada en otros motivos, así como la marginación económica y la exclusión social; demandar que la ONU, la OEA y los Estados en la Región reconozcan a los pueblos afrodescendientes y que desarrollen legislación, políticas y programas para proteger y promover los derechos civiles y políticos de estos pueblos y dentro de sus respectivos Estados y a ser incluidos en todos los niveles del proceso de la conferencia mundial.

· Reconocemos que los pueblos afrodescendientes somos los sobrevivientes del mayor holocausto de la historia contemporánea, distribuidos como seres esclavizados, considerados no humanos a través de las Américas, Europa, Asia y Africa. La trata esclavista, el colonialismo, la segregación, otras formas de racismo contemporáneo, la discriminación racial, el efecto traumático del desplazamiento forzado, la explotación sexual, la humillación a la dignidad humana mutilan y secuestran las habilidades para alcanzar sus potencialidades como ciudadanos iguales del mundo y condena las actitudes e indiferencias de la comunidad internacional que continúa ignorando y ahondando las prácticas contemporáneas de esclavitud.

· Reconociendo los resultados del trabajo y aporte realizado por los pueblos de América, dentro del proceso preparatorio de la Conferencia, ratificados en el proyecto de Declaración y Plan de Acción de Santiago y, en particular, las áreas temáticas que incumben a los pueblos afrodescendientes.

· Considerando que las luchas y reivindicaciones sociales, políticas y económicas apuntan al desagravio, aún pendiente de las sociedades involucradas en la trata.

· Enfatizando que las diferentes instancias preparatorias de esta conferencia permitieron identificar claramente que el pueblo afrodescendiente es un grupo vulnerable y víctima del racismo y discriminación racial, sin perder de vista la perspectiva universal del tema, logrando articular una visión específica sobre las particularidades subregionales y nacionales en concordancia con los temas centrales que propone la Conferencia Mundial.

· Resaltando que los vínculos de los pueblos afrodescendientes con la trata esclavista, como fuerza de trabajo, contribuyó significativamente al desarrollo de las naciones, nos ubica en hacedores de un hecho histórico que aceleró el rumbo de la humanidad y que por lo tanto, nos constituye como sujetos de una deuda universal.

· Reconociendo también que las diferentes instancias preparatorias de esta Conferencia permitieron identificar que existe un fenómeno denominado "racialización y etnización de pobreza" que, sumado a la ya reconocida feminización de la pobreza, debe enfrentarse con la incorporación de las perspectiva etnoracial en todas las políticas específicas que se impulsen para combatir la pobreza de los pueblos afrodescendientes y en especial de las mujeres y jóvenes afrodescendientes.

· Reafirmando los principios, normas, reglas e instrumentos internacionales relativos a la promoción de los derechos de las mujeres, contenidos en las convenciones, declaraciones y pactos internacionales.


DECLARAMOS:

· Demandamos el reconocimiento de los pueblos afrodescendientes como sujetos de todos los derechos humanos ya que hemos sido víctimas de racismo, discriminación racial y esclavitud.

· Afirmamos que debemos ser tratados con equidad y respeto a la dignidad, que no debemos sufrir discriminación alguna por origen, cultura, color de piel, religión, lengua, agravadas por causa de la edad, el género, la orientación sexual, la discapacidad y la posición socioeconómica. Por lo tanto, tenemos el derecho a nuestra cultura y a nuestra propia identidad, a participar libremente en igualdad de condiciones en la vida política, social, económica y cultural, al desarrollo en el marco de nuestras propias aspiraciones y costumbres.

· Exigimos ser reconocidos como actoras y actores políticos de relevancia, sujetas y sujetos de desarrollo y sobre los y las cuales los Estados y organismos internacionales tienen la responsabilidad política y económica.

· Denunciamos que la exclusión del tema de los pueblos afrodescendientes en la Agenda propuesta por la Alta Comisionada de Derechos Humanos para ser considerada en la Tercera Conferencia Mundial sobre Racismo, Discriminación racial, Xenofobia y formas conexas de Intolerancia, constituye una contradicción al espíritu y la propuesta de la Conferencia Mundial.

· Llamamos a la atención que la situación de los pueblos afrodescendientes constituye un ejemplo contundente en el contexto del Racismo y la Discriminación Racial por conformar un grupo violentado consistentemente en nuestra dignidad humana.

· Reconocemos el aporte de las mujeres afrodescendientes en la construcción de las sociedades y países de América y el Caribe y que todas las formas en que se manifiesta el racismo, la discriminación y la xenofobia tienen connotaciones particulares y se agudizan especialmente en las mujeres afrodescendientes.

· Reconocemos los derechos de los pueblos afrodescendientes y especialmente de las mujeres afrodescendientes a disfrutar del desarrollo, calidad de vida con trabajo, educación, salud, recreación y una verdadera participación política.

DECLARACIÓN

· Exigimos a los Estados que afirmen que una de las víctimas principales del racismo en las Américas somos los afrodescendientes.

· Exigimos a los Estados que reconozcan y valoren los quinientos años de contribución de los afrodescendientes a la riqueza económica, cultural, lingüística, artística y a la identidad histórica de las Américas.

· Demandamos que la esclavitud y la servidumbre de pueblos afrodescendientes, cuyas secuelas aún están vigentes, amparadas en la ideología racista y colonialista, constituyeron crímenes de lesa humanidad. Esta Declaración recuerda el derecho de los pueblos a la reparación, y señala a los Estados que comiencen la reparación como obligación moral y ética que debe orientar las políticas nacionales e internacionales en sus países y a los organismos internacionales como los llamados a gestionarla y servirla. Esto requerirá discusiones serias y profundas con afrodescendientes en todos los países.

· Demandamos que los Estados demuestren voluntad política para acabar con el racismo y el desbalance de poder y riquezas en perjuicio de los afrodescendientes, producto del genocidio, esclavitud, racismo y otras formas de explotación. Instamos a los Estados a que reconozcan que estos actos han impedido el desarrollo de los pueblos afrodescendientes.

· Solicitamos a los Estados reafirmar que los afrodescendientes tienen el derecho a su identidad cultural, y al reconocimiento legal de su identidad como derecho fundamental. Esto requiere la adopción de medidas para proteger y promover las identidades de los afrodescendientes.

· Demandamos a los Estados a desarrollar legislaciones, políticas y programas para reconocer los derechos de los pueblos afrodescendientes a sus tierras ancestralmente habitadas y a los territorios y recursos naturales. Llamamos a los Estados a reconocer los derechos de los afrodescendientes a la administración, control y uso de estos recursos naturales a través de practicas tradicionales.

· Llamamos a los Estados a denunciar y poner fin a la presión sistemática aplicada por métodos administrativos y legales para privar a los descendientes de africanos de sus tierras, territorios y recursos naturales. Tales presiones amparadas por los Estados han resultado en el desplazamiento interno, migración, altos niveles de pobreza y la destrucción de familias, culturas y ecosistemas.

· Llamamos a los Estados y a la comunidad internacional a reconocer que los afrodescendientes son víctimas de brutalidad policial y perciben un trato discriminatorio grave en el sistema judicial.

· Llamamos a los Estados a respetar, proteger y promover las identidades religiosas de los afrodescendientes, a cesar la persecución religiosa, social y económica de grupos tales como los Rastafari u otras expresiones de espiritualidad Africana.

· Identificamos también que el fenómeno del racismo estructural y sistemático encubierto en prácticas de organismos estatales, las políticas públicas, las inversiones para el desarrollo que son implementados por los Estados a partir de la invisibilización y la negación de las consecuencias del racismo y la discriminación practicada contra los afrodescendientes, ha profundizado la desigualdad y las violaciones a los derechos fundamentales, económicos, sociales y culturales.

· Exigimos a los medios de comunicación de masa, la eliminación de estereotipos, imágenes peyorativas de la estética, los valores culturales y religiosos de las personas y pueblos afrodescendientes.

· Exigimos el desarrollo de propuestas curriculares en la formación de los docentes sobre la contribución de este pueblo en la construcción de nuestros respectivos países, contribuyendo al aumento del racismo, la discriminación y la xenofobia.

· Demandamos la inclusión de los pueblos afrodescendientes en los planes de desarrollo sociales, económicos, culturales y educativos como un instrumento para eliminar los mapas de pobreza y la ausencia de investigación sobre la situación racial, el racismo y otras formas de intolerancia.

· Alertamos sobre la práctica de racismo ambiental que se constituye en una forma de racismo contemporáneo que amenaza la vida en los pueblos afrodescendientes.

· Demandamos a los Estados la responsabilidad de implementar políticas públicas de Acción Afirmativa, de corto, mediano y largo plazo, para lo cual se requieren recursos estatales y recursos de los organismos internacionales.

· Exigimos a los Estados la adhesión, respeto y cumplimiento del Convenio 111 de la OIT que asegura la eliminación de todas formas de discriminación en el mercado de trabajo.

· Denunciamos las condiciones inhumanas de las prisiones, que afecta desigualmente a los afrodescendientes y exigimos la abolición definitiva de la pena de muerte, porque es contraria a todos los principios e instrumentos de los derechos humanos, cuya aplicación está, además, sesgada por prejuicios racistas.

· Reclamamos el reconocimiento que hasta el momento los Estados no han garantizado el disfrute pleno de los derechos sexuales y reproductivos y que, más bien, los cuerpos de las mujeres afrodescendientes han servido como laboratorios de experimentación, negándoles no sólo el derecho a la información sino a tomar decisiones sobre sus propios cuerpos.

· Exigimos incorporar políticas públicas de acciones afirmativas en favor de las mujeres afrodescendientes orientadas a disminuir la brecha existente entre mujeres y hombres, potenciando las capacidades productivas de las mujeres afrodescendientes así como su inserción exitosa al mercado de trabajo, por medio de la educación y la capacitación técnica en actividades que promuevan la equidad de género y la calidad de vida.